viernes, 4 de agosto de 2017

Mariña lucence y costa norte de Coruña

Salimos de San Vicente de la Barquera (después de unos días en Potes y San Vicente), el domingo 12 de agosto hacia Burela, después de despedirnos de Dani que marcha a Zaragoza a estrenar su nueva residencia y a terminar el TFG. Burela está en Galicia, en la costa de Lugo (zona llamada Mariña Lucense). Tenemos por delante poco más de tres horas de coche, que por la A8 (Autopista del Cantábrico) se hacen muy llevaderas.
Antes de llegar, paramos a recordar la zona de Barreiros, ya en Lugo, y comemos en la playa Area Longa, muy cerca de la de las Catedrales, en un terraza con menú, bueno sin más (cantidades enormes de primer plato, para que estés lleno para el segundo de tamaño más modesto ja ja) y mucho lío, no en vano es domingo y hace un día esplendido de playa (de quemarse).
FOTO ANTIGUA CATEDRALES
En Galicia hay muchas playas con el nombre de "area longa", en cuanto la playa es un poco grande toma imaginación. Como a las 5 de la tarde llegamos al apartamento, reservado esta vez en Airbnb (exactamente este).
Después de alojarnos salimos a una primera toma de contacto dando un paseo por Burela. Tiene cerca de 10.000 habitantes y en 1994 se segrego del vecino ayuntamiento de Cervo, pueblo al que, hacia el final de nuestra estancia, dedicaríamos mañana y noche, pero eso será más adelante.
Su puerto pesquero es uno de los más importantes de la costa cantábrica, y cuenta con una gran flota de barcos y una lonja enorme con una actividad frenética (supero en facturación al puerto de La Coruña, casi nada). La población ha crecido en los últimos años de forma considerable. Su economía se basa principalmente en la pesca, destacando las capturas de merluza, pez espada y bonito. Como consecuencia de esta actividad se ha desarrollado también una industria conservera de gran calidad. Además de esto cuenta también con industrias de cerámicas, astilleros y madereras.
Debido a la gran demanda de personal para trabajar en el mar, Burela es un núcleo multicultural en la que actualmente reside una amplia comunidad de personas originarias de Cabo Verde (establecidos desde finales de los setenta) y recientemente se ha incrementado la llegada de peruanos, indonesios y de otros países.
Pues después de instalarnos nos decidimos a dar un paseo por la costa, hasta la playa de A Marosa, pasando por la bonita playa do Ril (no llegamos por cerca de trescientos metros, que había que dar la vuelta). Son más de tres km de paseo perfectamente arreglado y cómodo, disfrutando del paisaje de la costa.
Vuelta y cañita en paseo marítimo en el pueblo, en la cervecería Kiko, para tomar una caña perfecto, para tomar raciones o cenar nuestra casera nos recomendó el restaurante Rompeolas que está al lado, como no lo probamos al final, no puedo decir nada, si que estos dos tienen terraza al abrigo del viento a pie de paseo marítimo y de la Playa de Portelo son ideales para tomar algo. De vuelta a descansar y disfrutar de la terraza del apartamento. Decir que todos los días de estancia no ha hecho prácticamente viento y así el tiempo ha sido super agradable.

Lunes 14 de agosto

Hoy es uno de los dos días que hacemos excursiones más largas. Salimos dirección al cabo de Estaca de Bares, son solo 50 km pero la carretera pasa por todos los pueblos y atravesar Vivero nos lleva casi media hora. Están en fiestas y hay mucho tráfico. Más de una hora de coche.

Estaca de Bares es el punto más septentrional de la península Ibérica. Este enclave ya había sido declarado Sitio Natural de Interés Nacional en los tiempos de la II República. También tiene mucha fama como paso obligado para cientos de miles de aves. A este punto conducen varias rutas migratorias de especies marinas y terrestres procedentes del Atlántico, el Mediterráneo y el Ártico. Es el lugar ideal para observar no sólo aves, que de momento no es una de mis aficiones, sino también de cetáceos.
Nada de viento, sensación extraña teniendo en cuenta que estamos en una cabo, y que en mis visitas a sitios parecidos siempre ha estado acompañada con viento al menos desapacible (esto ha sido común a todos los días relatados, así que no lo digo más). Las vistas espectaculares.
El faro está en funcionamiento desde 1850 y en los alrededores, además de numerosas gallinas viviendo felices a sus anchas (eso parecía al menos) un buen numero de bonitas tallas en madera.
Desde el faro, a solo 3 kilómetros, está Porto de Bares. Es el pueblo situado más al norte de la península ibérica. Puerto de Bares es un pequeño es un pueblo marinero, dicen que fundado por los fenicios.  El pueblo es pequeño, sólo unas cuantas casas, además de dos o tres restaurantes situados frente a la tranquila playa.
Comemos por recomendación de Antonio y Chus (que han estado por aquí hace una semana) en a Muller. Mucho lío y desorganización y una espera larga, que al final merece y mucho la pena. Comida a base de zamburiñas (las mejores que he comido nunca, aún me estoy deleitando), mejillones, pulpo (brutal) y ensalada, mojado con un albariño joven, deliciosa. La terraza esta prácticamente dentro de un campo de fútbol.
Toca paseo por la playa para bajar la comida. Tranquila y agradable.
Desde aquí a O Barqueiro. Este pueblo da nombre a la primera de las rías altas de la provincia de A Coruña (compartida con Lugo ya que su ribera oriental pertenece a esta provincia). La ría de O Barqueiro está formada por la desembocadura del río Sor.
Regresando a casa parada en O Vicedo, pequeño pueblo pesquero que anda por los 2.000 habitantes. Directos al puerto a ver los barcos, los pescadores y las artes de pesca. Buenas fotos al contraste con el cielo grisáceo. Cañita en La Bodeguita del Puerto, un sitio perfecto para tomar algo con barcos en desuso decorando el exterior y alguno aprovechado para su uso en la terraza.
De este municipio, aunque lo teníamos apuntado, al final se nos paso ir a O Funciño do Porco, una pasarela entra acantilados que va a la punta Socastro. Tiene muy buen pinta, para otra vez.
Desde la terraza del apartamento, el cielo infinito y la entrada del puerto genera sensaciones casí hipnóticas.

Martes 15 agosto

Salimos en coche recorriendo la costa en dirección Vivero. De camino paramos a ver la playa de la Marosa, en la que otro día dedicaríamos un soleado día de playa. Unos kilómetros más adelante una playa solitaria con tres barcos amarrados como únicos acompañantes. Rueta. Lugar pintoresco y casi idílico. Aquí desemboca el río Xunco.
En sus aguas tranquilas tres barcos amarrados que invitaban a la contemplación.
Un poco más adelante llegamos al pueblo de San Cibrao, a poco más de 10 Km desde Burela. Es un pueblo pesquero pequeño, situado en el término municipal de Cervo, en la provincia de Lugo. Esta
formado por la unión de una isla (El puerto de Arriba) y la parte continental (Puerto de Abajo o Figueras) como consecuencia de la acumulación de arena.
Destaca también su puerto pesquero, construido en los siglos XIV y XV y dónde se ubicaba una fábrica de salazón, de la cuál aún se conservan restos, conocidos como Castillo Marino.
Dimos una vuelta por los alrededores del faro. Hay un esplendido mirador suspendido sobre el mar.
Intentamos comer en A Bodega, que tenia en todas partes unos comentarios fantásticos. Estaba hasta los topes y la pinta de la comida era para salivar pero no tuvimos más remedio que rendirnos y nos fuimos. Terminamos en el restaurante Café Bar el Pedregal, solo menú del día y comestible a secas. Muy aficionados a los fritos. Prescindible. Me quede con ganas de ir al que seleccionamos. la próxima vez que vuelva es lo primero que hago.

La playa, acogedora. De vez en cuando chispeaba, cuando llegamos hacia sol, pero el ambiente era algo mágico.
 Salimos a Porto de Portocelo. Minúsculo puerto con una playa muy tranquila.
Vimos un cartel en la carretera y nos desviamos a las ruinas de San Tirso. Se trata de una antigua ermita, que se convirtió en un pequeño monasterio, para monjes y monjas (separados por supuesto), del que sólo quedan ruinas. Los carteles informan de la existencia de un castro anterior y de los muros de este, pero no encontramos estos restos.
Y ya llegamos a la punta Rocandoira y a su faro.
Desde el faro a unos dos kilómetros hay un cartel en la carretera casi sin sitio para parar un coche. Subimos hacia dos miradores, en lo que hay un solitario banco en cada uno, uno hacia poniente y otro hacia levante. 
Para finalizar el día vamos a la playa de Esteiro. Hasta el momento es la única playa de esta zona que tiene ambiente surfero. El entorno es absolutamente virgen.
Miramos un rato a los surferos. En un chiringuito sobre la playa tomamos unas cervezas contemplando la puesta de sol. Es un entorno idílico. Una de los mejores sitios para tomar una cerveza (o lo que sea) y ver la puesta de sol.
La dueña de sitio, orgullosa con su bonito.

Miércoles 16 agosto

Amanece un cielo limpio, precioso. Después de contemplar la salida del sol, desayunamos en la terraza.
Salimos hacia la zona de Ortigueira y si podemos más allá aún. la primera parada el famoso Banco de Loiba, conocido como "el banco más bonito del mundo". Parece que una vez un paisano de una aldea cercana puso en este lugar un banco por su cuenta. Un día un músico que tocaba en el festival de música celta de Ortigueira llego hasta aquí, le gusto el sitio y escribió en el banco la frase "the best bank of the word", desde ese momento la fama del banco no ha parado de crecer. Se ha utilizado en las campañas turísticas de la Xunta de Galicia y ha protagonizado un anuncio de Ikea. Una foto preciosa de la puesta de sol ha recibido varios premios

Primero vamos a otro banco a 200 metros de este, a su derecha, que mira hacia Estaca de Bares.
Luego al famoso, que mira al cabo Ortegal y a la entrada se la ría de Ortigueira.
Las vista desde el banco es espectacular, tanto como a los lados del banco o en cualquier otra zona de los alrededores. Sin embargo, en cuanto algo se hace famoso por el motivo más extraño o incluso absurdo ya lo tenemos en las guías como vista obligada. Y allí estamos, hordas de turistas (yo soy uno más) a hacernos la foto, decir yo estuve allí (había que estar), y a por el siguiente reto de la gyncana vacacional. Este banco no es más que eso. Merece la pena por ver la gente y el efecto del turismo.
Hay un camino por la costa muy bonito, en dos kilómetros  y medio llega hasta el mirador de la Playa Furada, Sarridal y la famosa Peña Furada. Ida y vuelta son 5 km y tenemos un día muy competitivo, así que vamos en coche, después de atravesar varias aldeas muy pequeñas por carreteras muy estrechas llegamos hasta el mirador. La vista es preciosa. A la playa de Sarridal solo se puede acceder desde la de Furada cuando hay marea baja.
Desde aquí a Espalante. La vista de este pueblo nos encantó. Muy llanto y cómodo, rodeado de playas a derecha a izquierda. Esplendidas.
Decidimos ir a Ortigueira a comer. Vamos directamente a la playa, primero nos desviamos a ver la laguna de San Martiño, parece que recién recuperada, se trata de un humedal de gran valor paisajístico y ornitológico. Desde el pueblo hay una ruta de senderismo que pasando por esta laguna termina en la playa de Morauzas. Tiene una pinta estupenda (nota en La voz de Galicia). Tiene zonas preparadas con pasarelas de madera muy bonitas. Tal vez para otra vez el atardecer aquí tiene pinta ser muy especial.
Como no tenemos tiempo hoy de hacer senderismo vamos a comer. Mirando en Internet vemos que uno de los sitios mejor valorados de Ortigueira está al lado nuestro, en el pinar que da  ala playa así que para allá vamos. La Cabaña de Fos (más info aquí). Comemos berberechos, ensalada, merluza a la plancha y bacalao. La merluza y el bacalao exquisitos.
 A bajar la comida a la Playa Morauzas. Para acceder a la playa, hay que cruzar salvar un amplio y agradable pinar atravesado por varios senderos con pasarelas de madera. La playa es un enorme arenal de 3 kilómetros de longitud y 110 de anchura media. En esta playa se celebra desde 1978 el “Festival Internacional do Mundo Celta”.
Vuelta con el coche por el centro y puerto para ver algo de Ortigueira pero aún tenemos más destinos que visitar y no nos demoramos mucho. Vamos al Cabo y al faro Ortigal, dejando a la derecha la ria y el pueblo de Cariño.
El Cabo y el  faro Ortigal tienen una vistas impresionantes sobre el mar y los acantilados. A la izquierda se vislumbran los de Vixía de Herbeira. El tiempo esta cambiando y las nubes empiezan a bajar y a ocultar los acantilados.
Con la niebla en la costa nos daba respeto ir hacia el mirador de los acantilados y tiramos hacia el mirador de la Miranda. Por esta zona hay un montón de miradores, subimos a este por que tiene fama de ser el mejor.
De camino, vimos muchos caballos en libertad. Los que luego bajan a los "corros" a la Rapa das bestas. Desde este mirador hay vistas impresionantes de la ria de Ortigueira.
El pueblo pesquero de Cariño.
Viendo que nos da tiempo decidimos acercarnos al mirador de los acantilados. La niebla en esos momentos es intensa y el entorno sobrecoge. En la zona hay molinos modernos de viento que le dan un aura aún más extraño al paisaje.
La niebla se va disipando ligeramente y podemos contemplar la belleza de este paisaje. Hay quien dice que estos acantilados son los más altos de Europa, buceando más en Internet, parece que realmente tienen la mayor cota sobre el nivel del mar de toda Europa, y son los cuartos más altos (si incluimos las islas), tras los de Hornelen en Noruega (860 m), Cabo Enniberg en Dinamarca (754 m) y Croaghaun en Irlanda (668 m). En la parte más elevada, a 620 metros, destaca la Garita de Herbeira, un puesto de vigilancia del siglo XVIII desde el que prevenían las incursiones pitaras. El mar se ve, pero tan lejos que no se oye. Sopla un viento fresco.
El sol entre las nubes traza formas caprichosas con la luz sobre el mar.
Ya de camino a San Andrés de Teixido, no sin antes preguntar a los coches que venían en esa dirección por la intensidad de la niebla en la carretera. Antes de llegar, un mirador a pie de carretera, el mirador del Cruceiro. Paramos unos momentos y divisamos desde arriba Teixido. Al lado del mirador una placa conmemorativa. El 1 de junio de 1943 un escuadrón de Junkers nazis derribó un avión civil sobre esta costa. En el aparato viajaban 17 personas; una de ellas era Leslie Howard, el galán que enamoró a Escarlata O'Hara en la película "Lo que el viento se llevo". Aquella mañana Howard regresaba a su país, Reino Unido, tras cumplir una misión secreta, parece que Churchill le había encargado reunirse con Franco para pedirle que no entrara en la II Guerra Mundial. Hay quien dice que Franco aprovecho para pedirle que protagonizara la película sobre Cristobal Colón. El mundo es un pañuelo, acabamos relacionando estos acantilados con esta famosa película.
Bajamos hacia San Andrés de Teixido. Vemos muy cambiado el pueblo desde la última vez que estuvimos, hace una porrada de años. Lleno de bares y tiendas de recuerdos. Sigue siendo un pueblo muy pequeño. Todo muy arreglado y cuidado.
Además es un lugar lleno de tradiciones y leyendas que lo convierten en un lugar misterioso y atractivo para creyentes y curiosos. Cuenta una de ellas que que un día hace ya muchos años, el apóstol San Andrés se despertó triste y a la vez celoso. Su templo estaba en un lugar tan inhóspito que no atraía a los peregrinos quienes preferían visitar la tumba del apóstol Santiago, en Compostela, que la suya. Conmovido, Dios le hizo una concesión: “ve tranquilo Andrés, pues no has de ser menos que Santiago. Desde hoy, prometo que nadie ha de entrar en el Reino de los Cielos sin antes haberte visitado. Y si no lo hiciera en vida, habrá de acudir de muerto“.
Es de destacar la iglesia y la arquitectura típica. Entre otras tradiciones hay que beber de la fuente de los tres caños (parece que la gente bebe a pesar de que figura escrito agua no potable), y hay que bajar hasta la orilla del mar en busca de la “herba namoradeira” o clavel marino (hierba de enamorar) y los “xuncos de ben parir”, (juncos del buen parir), plantas mágicas que ayudan conquistar amores y a mitigar los dolores de las parturientas. Luego hay que y volver al santuario con el ramo y listo. Al final esto de las antiguas tradiciones se convierten incentivos turísticos que pierden todo el sentido, o tienen el sentido del mercadeo y la foto.

Jueves 17 agosto

El día anterior ha sido super intenso y un poco agotador. Hoy hace un día de playa fantástico así que decidido, playa y chiringuito. La mañana desde la terraza viendo entrar los barcos en el puerto muy bonita.
Vamos a la playa de A Marosa y hacemos lo típico, a tumbarse y adormilarse, bañito y adormilarse otra vez. Para desentumecer unas palas. Comemos en el chiringuito de la playa. Tienen unas brasas estupendas y nos comemos una ensalada y unas costillas riquísimas.
  A la tarde de paseo a Vivero (Viveiro en galego). Es la ciudad más importante de toda la comarca de A Mariña. Viveiro tiene un importantísimo patrimonio artístico, comenzando por los restos de la antigua muralla medieval que resistió los ataques de piratas en el s. XVI, incendios e inundaciones. Aún se conservan vestigios adosados a algunas casas o en pasadizos, y tres puertas, siendo la Porta do Castelo la más notable por ostentar los blasones locales.
De su iglesia románica de Santa María salen las procesiones de Semana Santa, declaradas de interés turístico. Cercana a la calle Rosalía de Castro, de gran tipismo, se encuentran la iglesia y convento de San Francisco, declarados Conjunto Histórico Artístico. Una carretera conduce desde este monumento a la cumbre del monte San Roque, donde se divisa una imagen magnífica de la ría.A los monumentos de Viveiro hay que añadir sus paisajes, playas y entornos como el Souto da Retorta, también declarado monumento natural y considerado el eucaliptal más antiguo de Europa.
Por recomendación de Antonio y Chus tomamos unas cervezas y unas gambas en este sitio O Recuncho. Muy bien, raciones abundantes y buena atención. El sitio se nota que es demandado y hay mucha gente todo el rato. Antes estuvimos en uno enfrente de este, el Asador La Quinta, correcto sin más. En la mesa de al lado estaba Tomás Gomez, en su día Secretario General de PSOE de Madrid.
La ría de Viveiro es la más grande del Cantábrico, donde vierten las aguas del río Landro. 

Viernes 18 agosto

El día anterior sol esplendido hoy lluvia, el norte es así. Vamos a la fabrica de la cerámica de Sargadelos. Sargadelos, nacida en el siglo XIX como hito de la revolución industrial en el noroeste peninsular, murió y resucitó en los años 60 del XX, llegó a convertirse en todo un símbolo de Galicia. He leído noticias del declive de la marco por problemas internos llegando a la suspensión de pagos y a un ERE traumático. Parece que ahora recuperada amplia mercados, como Japón y México, y línea de productos, de cuero fabricados en Ubrique y telas, en Portugal.
La visita es sorprendente, esperábamos algo más prefijado y formal. Sin embargo la realidad es que te puedes mover a voluntad por la fabrica, sin sobrepasar unas líneas pintadas en el suelo. Hay carteles que solo te prohíben una cosa, hablar o distraer a los trabajadores.
Sin embrago, es inevitable, tras verles trabajar decirles o alguna de palabra de aliento y de admiración, a las que contestas con orgullo. Realizan su trabajo con mimo y un delicado esmero. Además la visita es gratuita.
El Marqués de Sargadelos, provenía de una familia hidalga de pocos recursos, desde joven se dedico a negocios de importación y exportación, y creo varias fabricas, desde industrias siderúrgicas a una manufactura de cerámica que estuvo en sus primeros tiempos dedicada a la fabricación de loza fina para vajillas con estampación e influida de la loza inglesa, en aquel tiempo muy valorada. En 1808, tras el éxito de la inauguración de la fábrica de cerámica, Carlos IV le otorgo el título de marqués de Sargadelos . En el mismo 1808 fue linchado por orden del clero y de los caciques agrarios del Antiguo Régimen, temerosos del poder económico y social que había alcanzado aquel libertario predicador del progreso, del valor del capital humano y de la industria, acusado de afrancesado y colaborador con las tropas de ocupación.
Desde la antigua fabrica de Sargadelos, parte el camino de los enamorados (o dos namorados, como dicen allí), un sendero de apenas dos kilometros y medio. Un precioso recorrido a la orilla del río Junco (Xunco). Es un paseo muy corto pero muy bello.
La fábrica de cerámica pasó por cuatro etapas, cada una con sus características, cerrándose definitivamente en 1875. En el último tercio del siglo XX resurgió la manufactura de cerámica en Sargadelos, ocupando edificios nuevos y respetando las ruinas antiguas como conjunto Histórico–Artístico.
Por la tarde a la lonja de pescado de Burela. Impresionante

La subasta de hace a la manera tradicional. Uno va cantan do cantidades hasta que un comprador hace un gesto. Aquí no van subiendo la puja los compradores. El "subastero" va bajando hasta que alguien lo para.


Cena en A Loxa. Este restaurante esta junto encima de la lonja, en la primera planta. Los productos de primera calidad y más frescos imposible. Las valoraciones están que se salen. Tomamos, bonito a la plancha, entre otras raciones y todo buenísimo.
Lo olvidaba, por la tarde dimos una vuelta, al lado del puerto por la Zona geológica de O Perdouro, es una zona portegida y enorme riqueza geologica y tal, eso dicen, pero los carteles no llevan a nunguna parte y los accesos estan hechos un asco. Desde la oficina hay dos rutas guiadas, una va a esta zona, otra por el paseo marítimo hacia la playa de la Marosa. De no hacerlo con un guia no merece la pena acercarse.

Sábado 19 agosto

El día esta lluvioso, nuestra casera nos ha contado acerca de las fiestas de Cervo y nos ha sonado bien. Antes de ir, nos acercamos al ver el Castro de Fazouro. Es pequeño pero esta muy cuidado, al lado de la Playa de Arealonga.
Antes de comer vamos a Cervo, hay mercado medieval. El mercado no es grande y lo buenos es que son todo puestos de gente del pueblo y zona, con productos de la huerta, empanadas, cuecen allí mismo mejillones, pulperías... y gaiteros, por supuesto. Esta muy bien y ya comemos a raciones.
Para hacer tiempo antes de la fiesta de la Queimada también en Cervo, y después de descansar un poco, nos acercamos a ver las playas de la zona más oriental del municipio. La Punta o Cantiño, la playa del mismo nombre y la playa de Areoura.
Llega la noche y vamos de nuevo a la Queimada Popular de Cervo, declarada de interés turístico, quema 3.000 litros de aguardiente.
El inicio se retraso casi una hora, menos mal que ponen sillas y te puedes estar tomando algo en tu sitio. Se trata de una escenificación y representación de la lucha del bien contra el mal. Lo hacen los vecinos y se disfrazan y la cosa tiene guión y todo aunque hace difícil enterarse bien de que va la historia. Pero lo que si es verdad es que está relativamente bien ambientado, los disfraces, la oscuridad, las queimadas ardiendo, los gritos y los niñas disfrazadas de meigas pasando entre el público, las antorchas... pues no era raro ver algún niño pequeño llorando de miedo.  Todo termina con la quema del “Espantallo”, como muestra de la victoria del bien sobre el mal. Aunque este año algo les ha salido mal o han querido ser originales pero parece que ha ganado el mal. Al final de la representación barra libre de queimada y la típica verbena.




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